La primavera marca el tiempo del renacimiento y de la celebración de la naturaleza en el Japón. Enciende la admiración por la belleza materializada en cerezos florecidos. Por los infinitos matices de colores y figuras adoptados por las delicadas flores, pero que, a pesar de ello, el pueblo japonés sabe observar como una belleza efímera. Esta íntima conexión entre la naturaleza y el pueblo japonés, marcada por un profundo respeto por todo aquello que les rodea, determina su sensibilidad creativa. Entendida como una capacidad singular para dar realidad tanto a delicadas obras de arte como avanzados videojuegos. Pues bien, el objetivo que se persigue con la presente semana de actividades estriba en configurar una imagen del Japón a través de diferentes facetas, desde la política internacional pasado por la educativa o el arte, tomando como hilo conductor su sensibilidad creativa.
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